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Una historia de Avicultura Selecta

BREVE HISTORIA by Carlos Porta • Fundador y Gerentes de Carnes del Corral

Los primeros 15 pollos los vendí fácil. Alguien me dijo que si criaba más, me ayudaría a venderlos. No lo dudé ni un instante. Mi abuela Mª Pilar siempre me dijo que tenía madera de empresario. Con la ayuda de mi padre nos hicimos en la era, al lado de casa, un pequeño gallinero de dos piezas cubiertas y un espacio para soltarlas para cadapieza: 30 pollos por corral. Al cabo de tres meses, cuando alcanzaban los cuatro kilos comenzó el sacrificio de los pollos, y de toda la familia, pues el desplumado, eviscerado y presentación, era trabajo de todos.

Entonces me di cuenta de que era necesario crear una empresa. En ese momento estaba en la universidad, en mi segundo año de Ingeniería Técnica Agrícola. Mi madre  – que vio peligrar mis estudios –  se opuso a que creara la empresa hasta que no finalizara con éxito la carrera. Mi impaciencia, el apoyo de mi padre y aprovechando la ausencia de unos días de mi madre, provocaron que presentara para su visado los proyectos de granja y matadero, pues teníamos claro que la cría y venta de pollos podía ser una buena idea de negocio.

Una vez visados los proyectos ya no hubo marcha atrás. Mi madre me hizo prometer que acabaría la carrera y dio su permiso (y su firma ante notario, que no es de menor importancia) para comenzar los trabajos necesarios.

Durante ese tiempo, mi padre y yo construimos otro pequeño gallinero al lado de casa y pusimos en él doscientos pollitos de varios días de edad.

Una noche muy lluviosa, al meter el coche en el garaje al lado del nuevo gallinero, mi padre nos llamó alarmado por lo que estaba ocurriendo: estaba todo inundado y los pollitos nadando. Sin tiempo para ponernos las botas, fuimos sacando los pollitos en barquillas los llevamos dentro de casa a una estancia diáfana preparada con un hogar y una pequeña fregadera. Cubrimos todo el suelo con un montón de periódicos. El espectáculo estaba servido, una escena dantesca con todos los miembros de la familia mojados hasta la cintura, los pollos moribundos en su mayoría con un aspecto penoso, sus plumas pegadas al cuerpo, tiritando de frio y casi sin fuerzas por la energía consumida hasta el desalojo. La nota de humor la puso mi abuela Pilar que con secador de pelo en mano aplicaba aire caliente pollo tras pollo. A la tres de la madrugada nosfuimos todos a dormir. Mi padre se levantó a las cincopara ver como estaban los animales y hacer recuento del número de bajas y … ¡sorpresa!, no había bajas, los pollos estaban secos y con una actividad increíble, lo que nopudimos entender es lo que fue de los periódicos, casi no quedaba rastro de ellos.

Buscamos un socio para llevar adelante la empresa y comenzamos en serio a criar pollos, sacrificarlos y comercializarlos: de la granja a la carnicería. 

Los primeros siete u ocho años fueron de crecimientolento y trabajo suave, teníamos casi todas las tardes libresy los fines de semana, con dar una vuelta rápida por la granja era suficiente, a cambio debíamos esperar a final de año para comprobar si había beneficios. Ese año el sueldo cobrado fue cero euros, aquí tengo que decir que la ayuda económica de nuestros padres fue imprescindible.

Como promoción y para sacar algún dinero, en varias ocasiones hicimos guisos de pollo con patatas o paellas de pollo, como comida o cena popular en algunos pueblos con motivo de sus fiestas patronales.

Durante diez ediciones hemos participado en el concurso de cocina anual de “pollo al chilindrón” que convocanRadio Huesca y Huesca Televisión dada la tradición de poner en la mesa el día de S. Lorenzo, patrón de la ciudad, este exquisito plato.

Por diferencias entre los socios en cuanto a la gestión e inversiones necesarias para el crecimiento de la empresa, mi socio, Mario, no continuó y entró en su puesto mi hermano Alexis.

A partir de ese momento, los clientes y la demanda de pollos de corral aumentó considerablemente lo que nosobligó a llevar a cabo una gran ampliación de la granjacon cinco naves más con sus correspondientes espacios al aire libre. Siempre hemos considerado que lo mejor para nuestra empresa es poder ser cada vez más autónomos por lo que instalamos una pequeña fábrica de piensototalmente automatizada, mejoramos la gestión del matadero, creamos nuevos diseños para el etiquetado y presentación de nuestros productos, contactamos con empresas de restauración y conservación para presentar nuestro género a gusto de nuestros clientes, etc. 

Uno de los productos que se nos pedía en navidades era el típico capón por lo que tuve que hacer un curso de “cirujano” de pollos pero esta historia bien merece otro apartado. 

Me gustaría destacar la obtención de dos certificados de calidad: el primero en bienestar animal y el segundo en el sistema de cría de pollos campero y campero tradicional.

No puedo dejar de mencionar en esta breve historia que el veterinario de la DGA ha estado presente todas las veces que hemos realizado el sacrificio avícola en el matadero, al principio dándonos instrucciones y despuéssimplemente observando y rellenando el papeleo.

También hemos tenido varios tropezones por el camino como el incendio de una nave, la muerte de cientos de pollos por calor asfixiante, o por la entrada de alimañas en los corrales, averías en el matadero o en la granja, etc. Entiendo que estos problemas que hemos ido salvando son propios de todas las empresas y hay que contar con ellos.A pesar de ellos nunca hemos perdido la ilusión por seguir e ir ampliando la empresa en producción y afianzar una clientela que valora muy positivamente nuestro esfuerzo por ofrecer un producto de calidad, nuestra avicultura selecta. 

Como se puede deducir todo este camino ha supuesto un gran esfuerzo en inversiones y en recursos humanos. Actualmente estamos muy contentos con el presente y futuro de la empresa. Que nuestras aves se vendan en numerosos puntos de nuestra comunidad autónoma, y en Alicante, Granada, Valladolid, Palma de Mallorca, Madrid, etc.; tener como clientes a El Corte Inglés, Eroski, Sánchez Romero, Sertina, etc., supone una gran satisfacción y prueba de que nuestros productos son de la calidad esperada, y fruto de un trabajo bien hecho.

¡Ah! en el año 2017 finalicé mis estudios universitarios.


Carlos Porta Gayán 

Director Gerente de Carnes de Corral

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